domingo, 20 de marzo de 2011

La radioactividad nipona hace pensar a los occidentales

Una semana después del terremoto en Japón, sus habitantes siguen enfrentándose a una posible catástrofe nuclear

Arroyomolinos | 20 de marzo de 2011

Tras un terremoto inusualmente fuerte y un tsunami devastador, Japón se enfrenta actualmente a una de sus peores consecuencias. Los reactores de la central nuclear de la región de Fukushima no han parado de amenazar a la población nipona desde que sucediera el desastre. El fallo de los sistemas de refrigeración, uno de los principales mecanismos para controlar la energía nuclear derivada de estas centrales, ha provocado que los japoneses se vean enfriando sus sistemas mediante agua de mar.

El desastre en Japón ha hecho reaccionar a los occidentales, quienes no solo se preocupan por las dramáticas noticias recibidas desde el otro lado del mundo, sino que también se han puesto a pensar sobre su propio futuro. Alemania, Suiza o Austria son algunos de los países que han llevado a cabo acciones más o menos trascendentales en cuanto a las actividades nucleares. Reacciones entre el miedo y los propósitos electores que reavivan el debate acerca de la energía nuclear, sobre sus empleos, beneficios y consecuencias más o menos negativas.

La disputa que se origina no es nada casual, pues por las características de este tipo de energía, se generan muchísimas opiniones favorables y detractoras a su alrededor. Es evidente que el ser humano debe plantearse nuevas formas de fuentes renovables, ya que aunque la energía nuclear tiene numerosas ventajas sobre otros sistemas como los petrolíferos, sus residuos son altamente peligrosos. Éstos son tratados adecuadamente para que no constituyan un riesgo para nadie, pero en casos de desastres como el de Japón, acaban convirtiendo las consecuencias de la tragedia en algo mucho más grave.


Ángela Pérez Álvarez

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