lunes, 14 de marzo de 2011

Una profesión más

La carencia de un organismo colegiado que regule la actividad periodística es el principal talón de Aquiles de la profesión

Arroyomolinos | 14 de marzo de 2011

El periodismo emana de uno de los preceptos fundamentales contemplados en la Constitución Española, el cual reconoce el derecho de cualquier ciudadano de comunicar o recibir libremente información veraz. Sin embargo los periodistas hacen de esta posibilidad, su profesión, que, a diferencia de muchas otras, carece de un mecanismo de regulación que vele por sus intereses. El control de su actividad, tanto para la reglamentación de sus derechos como de sus obligaciones, no es ningún privilegio, pues prácticamente todas las profesiones cuentan con un organismo orientado a hacer de la profesión un ente prestigioso y de confianza.

La realidad es algo a lo que todos podemos acceder, pero no todos sabemos tratar. La mera existencia del periodismo como formación académica, hace que se den determinados comportamientos que de manera automática sean reprobados. Pero otras actitudes se encuentran de forma eterna en el limbo entre lo aceptable y éticamente incorrecto. Actuar de manera errónea no es algo que esté solo reservado para el periodismo ciudadano, o dicho de otra forma, el periodismo de una persona que carece de contrato con un medio institucionalizado. No obstante, las malas actitudes (y aptitudes en ocasiones) de aquellos que realmente no son periodistas, dañan peligrosamente a la profesión, porque, entre otras cosas, proporcionan una visión falseada sobre la actividad periodística. Permiten que muchas personas vean la profesión como un lugar en el que cualquiera puede entrar e informar, bien o mal, dañando directamente a la credibilidad de aquellos que tienen un título y viven de dar de la forma más fiel a la realidad posible, determinadas informaciones.


Ángela Pérez Álvarez

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