lunes, 28 de marzo de 2011

Incredulidad

Japón sigue sufriendo los efectos del fuerte terremoto y su consecuente tsunami, pero la tranquilidad relativa reina entre los nipones

Arroyomolinos | 28 de marzo de 2011

Varias semanas después, Japón sigue teniendo el dudoso honor de obtener a diario un espacio en las portadas de los periódicos y en la entrada de los informativos. La mayor aspiración actual de los nipones es volver a su vida normal, pero los reactores de la central nuclear de Fukushima aún tienen mucho que decir para que esto suceda a corto plazo.

Los occidentales permanecemos atentos a la actualidad del otro lado del mundo y la observamos desde la ventana de una cultura totalmente diferente a la oriental. No es cuestión de analizar cuál es mejor o peor, pues cada sociedad bebe de sus raíces, y precisamente gracias a ellas podemos obtener respuestas a muchas preguntas, de hecho, existen personas dedicadas precisamente a obtener esas soluciones. Es lógico que los nipones sobrelleven los acontecimientos de una forma distinta a la que lo haríamos los occidentales. En primer lugar, porque una catástrofe de esa magnitud, por ejemplo en España, habría multiplicado los efectos negativos por mil, y en segundo lugar, porque los japoneses provienen de unas raíces muy diferentes a las de Occidente.

En Japón, una persona termina su formación académica y se introduce directamente en una empresa, en la cual asciende a lo largo de toda su vida. Son una gran familia donde el despido se interpreta como la mayor de las tragedias. Existen numerosos ejemplos de cuán distintos son los nipones frente a los occidentales, y aún así nuestros medios se empeñan en querer mostrar pánico o en debatir el porqué de la calma nipona: nos cuesta asimilarlo. Pero la tarea del periodista no es maquillar la realidad a su forma, sino mostrarla tal cual, haciendo que todos conozcamos un poco mejor otras formas de vivir y sobrevivir.

Ángela Pérez Álvarez

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